sábado, 6 de septiembre de 2014

Crónicas Setenteras

Creedence Clearwater en el túnel del tiempo.




Ubíquese mi estimado(a) lector(a) en la parte temprana de la década de los 70´s del siglo pasado. Si mi estimad(a) lector(a)... del siglo pasado. Si usted ya se acerca a cumplir seis décadas de habitar en este planeta tendrá recuerdos, malos o buenos, pero recuerdos al fin, de este singular período. Largas patillas, acampanados pantalones Topeka, cortas minifaldas y ajustados "hot pants". El estreno de "El Padrino", la primera por supuesto que todavía no se sabía de las secuelas, de "El Golpe" con su ingeniosa trama, tramposa pero justificada, de "Butch Cassidy" y su tema musical "Raindrops falling on my head". Las aglomeraciones a la entrada de los Cines Variedades, Avenida, Diana, Metropolitan y varios mas, para ver cualquier película que se exhibía. Ya en algunos no se permitía la permanencia voluntaria. En la radio, Canal 58, Radio Internacional y el Canal 14.10 que no recuerdo como se hacía llamar, lanzaban al aire con muchos hertz y pocos watts las melodías de moda. Bee Gees, Cat Stevens, Rolling Stones, Beatles y por supuesto Creedence Clearwater Revival. Si, estimado(a) lector(a), ya desde entonces era un "revival". Los más izquierdosos, que era una tendencia muy marcada, Pablo Milanes, Silvio Rodríguez, Óscar Chávez y Mercedes Sosa, ambientaban la melancolía provocada por la caída de Salvador Allende en Chile.
La fiesta en la siguiente cuadra, organizada para celebrar cualquier cumpleaños o con cualquier pretexto o sin pretexto alguno, era el motivo para urdir los mas extraños procedimientos para colarse en ella. La ocasión ameritaba el tomar prestados los pantalones topeka acampanados color caqui (broma escatológica aparte, acerca del nombre del color asignado), bañarse con shampoo para que el pelo largo luciera, ponerse chorros de "English Leather" sobre cara, cuerpo y ropa, y rasurarse por segunda o tercera ocasión en la vida.
La reunión en la casa de uno de los cuates de la prepa, para planear la irrupción casi forzada en el sitio de la fiesta. Oír un apreciado disco de Los Beatles para hacer tiempo. Responder con ingenuas y casi idiotas explicaciones a las preguntas de la mamá de nuestro anfitrión sobre el sospechoso comportamiento. - "Vamos a hacer un trabajo de equipo.." - "Como no tenemos máquina de escribir, vamos a la casa del Gordo Campos..."  "Tenemos que hacerlo el domingo porque tenemos que entregar el trabajo mañana..."
Ya en la fiesta, nadie se daba cuenta de nadie. Todo mundo te suponía invitado y al poco rato ya estabas tomando la posición de "disc jockey", es decir de "Al Capone", el que pone los discos.
Decenas de jóvenes bailando apretados en la sala de la casa, otros agrupados en la cocina y muchos más en la cochera. Las niñas con sus acicalados vestidos, con el largo pelo cayendo plácidamente sobre sus hombros, sentadas en las sillas del comedor o en el sofá de la sala. Cortas miradas buscando al muchacho que les gusta. Jóvenes imberbes evitando la mirada de las chicas con las cuales no les gustaría ligar y viceversa.
Y al final de una melosa y lenta canción de Julio Iglesias se hace un silencio que pareciera largo sobre todo por el lento comienzo de la siguiente:

Born in the Bayou:

https://www.youtube.com/watch?v=wIjUY3pjN8E


¡Y la fiesta se enciende! Al escuchar el "intro" de la melodía no hay ser viviente en la fiesta que no se ponga a bailar. No importa a quien sacas a bailar, la música te envuelve y te transporta a un lugar tan lejano como tus neuronas.

"Now, when I just was a little boy,
Standin' to my Daddy's knee,

My poppa said "Son, don't let the man get you 
And do what he done to me."

Born in the bayooouuu...!
Born in theee baaaayou...!

Cantas con una pronunciación muy parecida a la canción sin entender nada de lo que dice. Pero no importa. En la música, la batería y el bajo toman precedencia. Tampoco importa como bailas, todos lo hacen como chapulines en comal, frenéticamente hasta alcanzar el clímax de la canción. En rápida secuencia se suceden sin pausa "Proud Mary", "Hey Tonight", "Lodi" y bajando la intensidad "Have you ever seen the rain", hasta que el hermano de la cumpleañera se apodera del estereo "Fisher" y le baja la presión a la fiesta reproduciendo "Una pálida sombra" con Procol Harum. El calor infernal y la atmósfera irrespirable te expulsan a la cocina a buscar una bebida. Sin el paroxismo que te causó la explosión musical del Credeence te permites recorrer con la mirada a los que participan de la fiesta y es entonces que te encuentras inesperadamente con los grandes ojos cafés y la esplendorosa sonrisa de la chica que te gusta.

Aunque supones que no tienes ninguna oportunidad con ella, te armas de valor y le pides que baile contigo la siguiente pieza, solo para comprobar que tus predicciones eran ciertas. El güero alto de ojos verdes te había ganado el punto.
Pero bueno, ya eran las 9:30, justo el límite de tiempo para alcanzar el camión que te llevaría al centro para alcanzar el último camión de la Ruta 74 "Tres Colonias Jardines Alcalde" que podría llevarte hasta tu casa.
Tienes justo un peso en el bolsillo para cubrir los 80 centavos que tendrás que pagar por los dos camiones por tomar. No hay margen para el error. Unos minutos que te tardes tendrás que tomar un taxi para que te lo paguen llegando a tu casa.
Sentado en la banca del último camión repasas, como lo hago hoy, de lo fenomenal que estuvo la fiesta. Aunque hoy agrego que con muy poco tiempo, nada de alcohol y nada de sexo tuviste entonces una noche espectacular. 

O solo es el tiempo que me lo hace ver así.

José Antonio Medina Romo
Zapopan, Jal.

Born in the Bayou, CCR

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