domingo, 2 de noviembre de 2014

Tal vez deba volver a empezar...




La vida, el mundo, el universo se ven diferentes desde adentro. Las luces desiguales en su arreglo y en su intensidad, las calles dispersas, los sonidos discordantes y la música en la radio obstruyen mis sentidos. Aquello que oigo y veo, afectan irremediablemente lo que pienso y siento.



Aunque en realidad no se puede llamar pensar o sentir a lo que en este momento pasa por mi mente y en mi alma. ¿Qué es pensar? ¿Qué es sentir? Pienso que no son cosas separadas. Siento que no son acciones que puedan ser excluyentes una de la otra.



Cierro los ojos e intento pensar. ¿Qué hay que cerrar para intentar sentir? La interpretación de “Canzone Arrabbiata” se abre paso dispersando megahertz y decibelios, golpeando el aire, buscando tímpanos que sacudir, neuronas que excitar, pero… ¿Cómo es que llega al alma? Cada estrofa, cada nota de la canción, cada luz y cada automóvil en el apretado tráfico modifica lo que estoy pensando y lo que estoy sintiendo. Al final de cada cadena de pensamientos se coloca la idea de que tal vez deba empezar de nuevo. Solo tal vez.

Estacionado, obstruyendo la salida de alguna casa u oficina, frente al volante, cierro los ojos e intento respirar profundamente. Inhalando, conteniendo por instantes todo el aire que puedo dentro de mis pulmones. Exhalo lentamente. El aire sale. Tengo plena conciencia de que abandona mi cuerpo. No quiero que ese mismo aire regrese y no estoy seguro de querer que otro aire, más fresco, entre en mi cuerpo. Pospongo por un instante infinito la decisión de volver a inhalar. Tal vez, y digo tal vez, porque no he terminado de decidirme, deba empezar de nuevo.

El acto reflejo de respirar, de inhalar y exhalar repetidamente aire vital, sin descanso ni pausa, toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, se confronta con mi propósito de posponerlo. Forcejea sorprendido. Hay decisiones vitales que, en forma natural, no han sido dejadas al ser humano. Se toman en automático, sin consultar al consciente. Volver a inhalar. Volver a empezar.

Atrás, muy lejos en el tiempo quedaron la enjundiosa “Canzone Arrabbiata”, el tráfico, las luces y las calles. Amplificado, elongado, inmenso, continúa el instante durante el cual sigo postergando la decisión de volver a inhalar. ¿Cuántos pensamientos caben en ese instante? ¿Cuántos sentimientos pueden embutirse, anudarse, absorberse en esos mismos pensamientos? Me abruma la idea de que, si la vida me hubiera dejado la decisión de respirar, tendría que haberla tomado más de 600 millones de veces, hasta ahora. Volver a empezar 600 millones de veces.

La exhalación prolongada, la contención forzada, el postergado momento en el cual decido volver a inhalar, abre el espacio para el primer pensamiento. Decido pensar en algo importante. La canción que más me gusta, el amor de mi vida, el amigo que más atesoro, la más fiel de mis mascotas, la mirada de mi madre, ese atardecer sobre el mar, la luna de aquella noche en el horizonte, la risa de mis hijos, los honrados espíritus del país llano. La tiranía de la múltiple disyuntiva exige, reclama, arrebata, se posesiona de la amplitud del momento.

Las posibilidades se multiplican. La forma verbal del pretérito del subjuntivo, que expresa hechos no ocurridos, adquiere cuerpo y existe en la mente ocupando el espacio de los deseos no cumplidos. Hacia allá volaron mis pensamientos. El libro que no escribí, el árbol que no planté, el viaje que nunca hice, el amor que no expresé, las lágrimas que no derramé, el punto cardinal al que no me dirigí, la ciudad que no visité, la alegría que perdí, el barco que sin mí zarpó, el ancla que jamás levanté....

La placidez y la añoranza, se aprietan en ese poderoso instante para dejar espacio a la sordidez y a la desesperanza. La amistad que traicioné, la ambición que me quebró, el tiempo que perdí, la lujuria que me cubrió, el hermano que defraudé, el odio que alimenté, el perdón que no otorgué, la culpa que sentí, el olvido que no llegó....

Regreso ahora a ese instante. ¿Cual pensamiento, cual sentimiento debe embargarme primero? No lo decido aún. No he decidido volver a inhalar.

Tal vez deba empezar de nuevo, con cada respiración. Volver a empezar de nuevo en forma refleja, sin descanso, sin pausa, contando todas y cada una de las millones de veces que me quedarán por respirar. Millones de oportunidades para curar la desesperanza y para dar espacio a la placidez y la añoranza.

José Antonio Medina Romo
Zapopan, Jalisco.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Crónicas Setenteras

Creedence Clearwater en el túnel del tiempo.




Ubíquese mi estimado(a) lector(a) en la parte temprana de la década de los 70´s del siglo pasado. Si mi estimad(a) lector(a)... del siglo pasado. Si usted ya se acerca a cumplir seis décadas de habitar en este planeta tendrá recuerdos, malos o buenos, pero recuerdos al fin, de este singular período. Largas patillas, acampanados pantalones Topeka, cortas minifaldas y ajustados "hot pants". El estreno de "El Padrino", la primera por supuesto que todavía no se sabía de las secuelas, de "El Golpe" con su ingeniosa trama, tramposa pero justificada, de "Butch Cassidy" y su tema musical "Raindrops falling on my head". Las aglomeraciones a la entrada de los Cines Variedades, Avenida, Diana, Metropolitan y varios mas, para ver cualquier película que se exhibía. Ya en algunos no se permitía la permanencia voluntaria. En la radio, Canal 58, Radio Internacional y el Canal 14.10 que no recuerdo como se hacía llamar, lanzaban al aire con muchos hertz y pocos watts las melodías de moda. Bee Gees, Cat Stevens, Rolling Stones, Beatles y por supuesto Creedence Clearwater Revival. Si, estimado(a) lector(a), ya desde entonces era un "revival". Los más izquierdosos, que era una tendencia muy marcada, Pablo Milanes, Silvio Rodríguez, Óscar Chávez y Mercedes Sosa, ambientaban la melancolía provocada por la caída de Salvador Allende en Chile.
La fiesta en la siguiente cuadra, organizada para celebrar cualquier cumpleaños o con cualquier pretexto o sin pretexto alguno, era el motivo para urdir los mas extraños procedimientos para colarse en ella. La ocasión ameritaba el tomar prestados los pantalones topeka acampanados color caqui (broma escatológica aparte, acerca del nombre del color asignado), bañarse con shampoo para que el pelo largo luciera, ponerse chorros de "English Leather" sobre cara, cuerpo y ropa, y rasurarse por segunda o tercera ocasión en la vida.
La reunión en la casa de uno de los cuates de la prepa, para planear la irrupción casi forzada en el sitio de la fiesta. Oír un apreciado disco de Los Beatles para hacer tiempo. Responder con ingenuas y casi idiotas explicaciones a las preguntas de la mamá de nuestro anfitrión sobre el sospechoso comportamiento. - "Vamos a hacer un trabajo de equipo.." - "Como no tenemos máquina de escribir, vamos a la casa del Gordo Campos..."  "Tenemos que hacerlo el domingo porque tenemos que entregar el trabajo mañana..."
Ya en la fiesta, nadie se daba cuenta de nadie. Todo mundo te suponía invitado y al poco rato ya estabas tomando la posición de "disc jockey", es decir de "Al Capone", el que pone los discos.
Decenas de jóvenes bailando apretados en la sala de la casa, otros agrupados en la cocina y muchos más en la cochera. Las niñas con sus acicalados vestidos, con el largo pelo cayendo plácidamente sobre sus hombros, sentadas en las sillas del comedor o en el sofá de la sala. Cortas miradas buscando al muchacho que les gusta. Jóvenes imberbes evitando la mirada de las chicas con las cuales no les gustaría ligar y viceversa.
Y al final de una melosa y lenta canción de Julio Iglesias se hace un silencio que pareciera largo sobre todo por el lento comienzo de la siguiente:

Born in the Bayou:

https://www.youtube.com/watch?v=wIjUY3pjN8E


¡Y la fiesta se enciende! Al escuchar el "intro" de la melodía no hay ser viviente en la fiesta que no se ponga a bailar. No importa a quien sacas a bailar, la música te envuelve y te transporta a un lugar tan lejano como tus neuronas.

"Now, when I just was a little boy,
Standin' to my Daddy's knee,

My poppa said "Son, don't let the man get you 
And do what he done to me."

Born in the bayooouuu...!
Born in theee baaaayou...!

Cantas con una pronunciación muy parecida a la canción sin entender nada de lo que dice. Pero no importa. En la música, la batería y el bajo toman precedencia. Tampoco importa como bailas, todos lo hacen como chapulines en comal, frenéticamente hasta alcanzar el clímax de la canción. En rápida secuencia se suceden sin pausa "Proud Mary", "Hey Tonight", "Lodi" y bajando la intensidad "Have you ever seen the rain", hasta que el hermano de la cumpleañera se apodera del estereo "Fisher" y le baja la presión a la fiesta reproduciendo "Una pálida sombra" con Procol Harum. El calor infernal y la atmósfera irrespirable te expulsan a la cocina a buscar una bebida. Sin el paroxismo que te causó la explosión musical del Credeence te permites recorrer con la mirada a los que participan de la fiesta y es entonces que te encuentras inesperadamente con los grandes ojos cafés y la esplendorosa sonrisa de la chica que te gusta.

Aunque supones que no tienes ninguna oportunidad con ella, te armas de valor y le pides que baile contigo la siguiente pieza, solo para comprobar que tus predicciones eran ciertas. El güero alto de ojos verdes te había ganado el punto.
Pero bueno, ya eran las 9:30, justo el límite de tiempo para alcanzar el camión que te llevaría al centro para alcanzar el último camión de la Ruta 74 "Tres Colonias Jardines Alcalde" que podría llevarte hasta tu casa.
Tienes justo un peso en el bolsillo para cubrir los 80 centavos que tendrás que pagar por los dos camiones por tomar. No hay margen para el error. Unos minutos que te tardes tendrás que tomar un taxi para que te lo paguen llegando a tu casa.
Sentado en la banca del último camión repasas, como lo hago hoy, de lo fenomenal que estuvo la fiesta. Aunque hoy agrego que con muy poco tiempo, nada de alcohol y nada de sexo tuviste entonces una noche espectacular. 

O solo es el tiempo que me lo hace ver así.

José Antonio Medina Romo
Zapopan, Jal.

Born in the Bayou, CCR

martes, 14 de enero de 2014

Casta Diva


"Casta Diva che in argenti queste sacre antiche piante…"


Unas veces tildada de aburrida y otras de elitista la ópera resulta polémica incluso entre aquellos a quienes les gusta. En los tiempos que corren, con tantas formas de excitar audiovisualmente los sentidos, la ópera resulta caduca e insípida a mucha gente. En mi propia experiencia debo decir que la ópera tiende a ser disfrutada por personas de mayor edad aún cuando en su juventud pudieron haberla detestado. He sabido de jóvenes que se refieren a ella como "un aburrido canto de cetáceos". En nuestro país, México, asistir a un buen espectáculo de ópera resulta difícil. Las producciones son caras, poco demandadas y por lo tanto poco ofrecidas.

El término ópera significa "obra", derivado del latín "opus" y puesta en un escenario teatral, la ópera combina letra y música ejecutada por los actores – cantantes. A menudo es acompañada por una orquesta y se ejecuta en una casa de Ópera. Se podría decir que la ópera es el antepasado viviente de los musicales, tanto en el teatro como en el cine. La ópera inició en la Italia del Siglo XVI cuando Jacopo Peri escribió en 1598 "Dafne" en Florencia. El Bel Canto dominó en el Siglo XIX y éste se considera la época de oro de la ópera.

El recitativo con énfasis en la trama y el aria, en donde las emociones son expresadas de una manera mayormente melódica, definen la forma en que una determinada ópera es cantada. Por su género y registro, los cantantes hombres se definen como castrati, tenores, contratenores, barítonos y bajos. Las cantantes de ópera a su vez, pueden ser sopranos y altos.

En 2013, la Operabase, registró cerca de 24,500 puestas en escena programadas, de las cuales en Alemania tuvieron lugar 7,230, cuatro veces más que en Estados Unidos, el siguiente en la lista. Rusia, Francia, Austria, Italia, Reino Unido, República Checa, Suiza y Polonia completan los 10 países con mayor número de puestas en escena. Viena, Berlín, París, Moscú y San Petersburgo, en ese orden, son las ciudades con mayor oferta operística. Los cinco autores más interpretados, en el 2013, fueron Verdi, Puccini, Mozart, Wagner y Rossini. Del mismo modo La Traviata de Verdi fue la obra más ejecutada seguida por Carmen de Bizet, La Bohéme de Puccini, La Flauta Mágica de Mozart y Tosca también de Puccini.

Como compositor Bellini ocupó el decimosexto lugar y su ópera Norma se colocó en el lugar número 48 dentro de las más ejecutadas en el 2013. Casta Diva, es una aria, una cavatina, un adagio que por su belleza y dificultad interpretativa constituye el centro de ésta ópera. Es quizás el aria de soprano más conocida en toda la historia de la música.

María Callas
Norma es una tragedia lírica en dos actos con música de Vincenzo Bellini y libreto en italiano de Felice Romani, basado en la obra de Alexandre Soumet. Estrenada el 26 de diciembre de 1831 y protagonizada por Giuditta Pasta, se coloca en el género romántico que a diferencia del clasicismo que se envuelve en temas de la antigüedad clásica o del Renacimiento, busca ambientes lejanos en la edad media y en las tradiciones de los pueblos prerromanos. Su trama se sitúa en el Siglo I, cuando los romanos dominaban las Galias. Norma, es la suma sacerdotisa druida quien ha sido por mucho tiempo la secreta amante de Polión, el procónsul romano y de quien tiene dos hijos ocultos. Adalgisa es una joven y vestal sacerdotisa en el templo druida y el nuevo objeto del amor de Polión. Norma trata de acallar por todos los medios la rebelión druida contra Roma, buscando la paz entre los dos pueblos y así, no perder a su amado. El canto de Norma por la paz es Casta Diva y es una plegaria a la luna. La trama es intensa. Combina el sentimiento del pueblo druida por liberarse del yugo romano, los celos de Norma al ser sustituida en los favores de Polión por una amante más joven, la seducción de la vestal e inocente Adalgisa, la confusión de Norma que pretende matar primero a sus hijos para vengarse de Polión y luego querer suicidarse proponiéndole a Adalgisa que los adopte y los lleve a Roma con ella y su antiguo amante. Adalgisa se rehúsa. Al rebelarse, los galos reclaman una víctima propiciatoria y Norma anuncia que la culpable no es otra que una sacerdotisa que profanó sus votos y le dio su amor a un romano. Cuando va pronunciar el nombre de Adalgisa cae presa de sentimientos contradictorios entre la lealtad a su pueblo, el amor al romano y los remordimientos por haber traicionado sus votos. La culpa de Adalgisa es la suya y en medio del asombro general pronuncia su propio nombre declarando su amor por Polión. (Qual cor tradisti). Polión, conmovido, decide subir a la pira para morir con Norma.

Norma, el personaje central de la ópera, fue interpretada por Giuditta Pasta en su estreno, y posteriormente por las cantantes más virtuosas y famosas de todos los tiempos. Rosa Raisa, Claudia Muzio y Rosa Ponselle en los años veinte y por María Callas en la posguerra. Montserrat Caballé, Beverly Sills y Renata Scotto en los años setenta. Y ahora por las más connotadas sopranos. La grabación más antigua data de 1937 y en ella Norma es interpretada por Gina Cigna. Casta Diva ha sido usada como tema musical en "Los Puentes de Madison" (1995) de Clint Eastwood y en "La Dama de Hierro" (2012) de Pyllida Lloyd, entre otras.

Luciano Pavarotti al escuchar a Joan Sutherland cantar Casta Diva, la llamó "la mayor voz femenina de todos los tiempos". No obstante el comentario del maestro Pavarotti y por mi condición de simple diletante de la ópera yo prefiero la de María Callas y la grabación de su concierto en vivo, en Milán en 1956 es extraordinaria.

Mi gusto por esta y otras arias destacadas en diversas óperas, me llevó a hacer esta modesta investigación y, haciéndolo, ampliar un poco mis conocimientos del tema. Al compartirla con usted, mi muy estimado(a) lector(a), mi intención es hacerlo(a) mi cómplice e inducirlo(a) a disfrutar el oculto placer de la ópera. Haga "click" en el enlace al final y disfrute de la extraordinaria cavatina interpretada por la también extraordinaria diva María Callas.

José Antonio Medina Romo
Zapopan, Jalisco, México

María Callas, Norma, Casta Diva
http://www.youtube.com/watch?v=MBW5a77wINQ#t=74


 


 


 


 

sábado, 4 de enero de 2014

La Técnica y el Arte



 "Yo quiero pintar lo que siento y sentir lo que pinto"
Vincent Van Gogh


"Noche Estrellada" Vincent Van Gogh - 1889
Mi tatarabuelo Timoteo Salas fue ebanista. Se cuenta en la familia que elaboraba finos muebles de muy buen gusto y buena manufactura. Muy útiles y prácticos y por lo mismo de gran valor, independientemente de su precio o de su costo. Mi bisabuelo José Salas, al iniciar el Siglo XX, fue constructor de berlinas, una suerte de carruaje de cuatro ruedas con muelles. Fue el carrocero de elección de los hacendados en decadencia de esa época y de esa región. La irrupción de automóviles y camiones lo dejó sin trabajo. Dominaba, además del trabajo de la madera, las técnicas que tenían que ver con la manufactura de los ingenios mecánicos que permitían el movimiento y con otras más, relacionadas con la transformación de metales en piezas para el funcionamiento de tales carruajes. Sus obras eran más bien trabajos y tenían un valor fundamentalmente utilitario. Mi tío abuelo Salvador Salas fue carpintero profesional y este oficio fue su medio de subsistencia durante toda su vida. La manufactura de muebles por encargo, su especialidad. Piezas de gran utilidad pero de gusto y manufactura acorde solo al ordenante de dicha pieza. Generalmente su valor era menor a su precio y a su costo. Mi hermano Víctor Manuel fue carpintero aficionado y por algún tiempo fue solo uno más de sus pasatiempos.

Sin menospreciar el trabajo de nadie de estos en mi árbol familiar, no obstante que los últimos se beneficiaron de los avances tecnológicos, los primeros resultaron mayormente reconocidos por sus obras en este particular oficio: el trabajo con la madera.

La técnica es el conjunto de procedimientos y recursos, así como la pericia o habilidad para usarlos. De la técnica se sirven las ciencias y las artes. El valor de una obra o trabajo tendrá que ver necesariamente con la calidad y la cantidad de las técnicas involucradas. La habilidad, la pericia, los conocimientos, los recursos (incluyendo las herramientas) y el esfuerzo involucrados nos darían un trabajo de mayor o menor calidad. De mayor o menor valor. El precio y el costo, en una economía de mercado, serían fijados por factores externos. Y lo seguiríamos haciendo si, y solo si, lo primero excede a lo segundo.

¿Cuándo entonces, un resultado se transforma en una obra de arte?

¿Cuándo, cómo y por qué los lienzos pintados por Van Gogh pasaron de ser emplastados brochazos, sin valor aparente, a las apreciadas obras de arte de hoy en día? ¿Cuando algo excepcionalmente bien hecho se transmuta en una pieza de gran valor?

En estos tiempos, nos inunda y nos arrastra la llamada tecnología en su acepción de artilugios electrónicos que nos resuelven de forma efectiva aunque poco eficiente, nuestras necesidades reales o ficticias de comunicación, de información, de cálculo, de análisis y de entretenimiento entre otras más. Walter Isaacson, el biógrafo autorizado de Steve Jobs, nos describe en su libro como fue que el co-fundador de Apple sentía que su mayor contribución había sido bordar en los límites entre la tecnología y las artes. La genialidad de Jobs radicó fundamentalmente en haber tirado de todos los hilos a su alcance para generar dispositivos, código, sistemas operativos, contenidos, conveniencia y simplicidad para garantizar una experiencia del usuario excepcional. Apple y Jobs no inventaron ni el teléfono celular, ni las tabletas electrónicas, ni las computadoras, ni los reproductores de música portátiles pero a partir de ellos crearon un concepto que a fuerza de ser excepcional, ha sido adoptado por el mundo entero. Muchas de las cosas que han hecho en Apple, bajo la dirección de Jobs, pueden muy bien ser consideradas como obras de arte. Desde sus oficinas corporativas en Palo Alto, pasando por el diseño de su sistema operativo iOS, el diseño de sus dispositivos, sus contenidos y hasta algunas de sus tiendas de venta directa.

Tal vez la diferencia entre una obra común y una obra de arte estriba en la dedicación y la pasión involucrada en el proceso creativo. En el caso de Van Gogh y de Jobs, fue de una obsesiva pasión, por el color en el primero y por la perfección estética en el segundo.

Las obras y resultados simplemente utilitarios, aunque necesarios, hacen que los individuos obtengan satisfacción en la mayor parte de las necesidades del ser humano (fisiológicas, de seguridad, amor y pertenencia, autoestima y reconocimiento). Aunque desgastado, antiguo y reinterpretado el modelo de Maslow sigue vigente con su famosa pirámide. En la parte más alta se aloja la necesidad de trascender y la creación o logro de trabajos excepcionales como si obras de arte fueran, tienden a satisfacer esta necesidad innata en los seres humanos.

Algunos autores, entre ellos Paulo Coelho en su libro "El Peregrino", han descrito tres clases de amor por las cosas, las obras o las personas. El ágape, el amor como una pasión que consume, que mueve y que arrastra a lograr u obtener algo. El ágape como un amor especial en contraste con el amor erótico (sexual) o el amor filial (familia, amigos, trabajo). Y viene al caso porque para hacer de una obra normal, común aunque útil, una obra de arte se necesita ser apasionado por lo que se hace. Se necesita sentir ese ágape. Una pasión que consume por lograrlo, sin importar el costo o la recompensa. Y lo hace sin importar lo alto de lo primero o la inexistencia de lo segundo.

Autorretrato, Verano 1887
Vincent Van Gogh
¿Cómo fue que Vincent Van Gogh – se preguntaba su hermano Theo – se transformó de ser el hermano mayor incansablemente lleno de pasión, de bulliciosas bromas, simpatía infinita e infatigable capacidad de asombro, en un alma atormentada? El mismo Theo, nos dicen Steven Naifeh y Gregory White Smith en su libro "Van Gogh, The Life", pensó que sabía la respuesta: Vincent había sido víctima de su propio corazón fanático. C'est un fou, decían unos. Otros más describieron sus distorsionadas formas y sus impactantes colores como el producto de una mente enferma. El mismo Theo trató sin éxito de aplacar los excesos de la brocha de su hermano. "Si tan solo usara menos pintura en sus lienzos y no la aplicara en ellos tan gruesa". "Si pintara más despacio y no despachara tantas obras tan rápido". Los coleccionistas querían trabajos cuidadosamente terminados y no interminables, furiosos y convulsivos estudios a los que Vincent llamaba "pinturas llenas de pintura". Solo unos meses antes de la muerte de Vincent, por primera vez un crítico se atrevió a elogiar su obra. Van Gogh, en su etapa más creativa, vivió hacia dentro de sí mismo. Cada ola de serenidad y felicidad, así como cada trozo de dolor y desesperanza, se reflejó en sus pinturas y cada pintura en su autorretrato. "Yo quiero pintar lo que siento y sentir lo que pinto" dijo alguna vez. Extrayendo lo anterior del libro de Naifeh y White, no puedo sino imaginar que Van Gogh fue devorado por el ágape creativo al punto de expulsarlo del mundo real.

La técnica permite dormir tranquilamente, el arte desvela.

Como desveló al personaje de la novela de Arturo Pérez-Reverte, "El Maestro de Esgrima", Don Jaime Astarloa, quien noche tras noche intentó encontrar la estocada perfecta. Don Jaime quien obcecadamente se negó a defenestrar a la esgrima a la condición de un simple deporte y la mantuvo en el altar – o tal vez en la panoplia – de las artes.

A veces el precio resulta alto y la recompensa poca para aquellos atrapados en las garras del ágape. Van Gogh murió sin reconocimiento y sin haber vendido más que unas cuantas de sus obras.

El talento es también un factor. Cuantos habrá en el mundo con el ágape por algo, sin el talento necesario para llevar a cabo su pasión. Y cuantos habrá en el mundo con los talentos necesarios sin la pasión por realizarlos.

Mi reflexión interna, querido lector(a) es que aunque me hubiera gustado tener el talento de Van Gogh, no querría haber vivido su vida. Aunque me hubiera gustado haber tenido la fama y la fortuna de Steve Jobs, no me hubiera gustado ser como fue él. Amo lo que tengo y tengo lo que amo, parafraseando el retruécano de Van Gogh.



José Antonio Medina Romo
Zapopan, Jalisco, México


Lecturas:
Van Gogh, The Life: Steven Naifeh and Gregory White Smith, 2011, ISBN: 978-1-58836-047-2
Steve Jobs: Walter Isaccson, 2011, ISBN: 978-1-4516-4855-3 (ebook)
El Peregrino: Paulo Coehlo, 1988, ISBN: 970-05-1337-8
El Maestro de Esgrima: Arturo Pérez-Reverte, 1988, ISBN: 978-84-204-7248-5




 


 


 


Seguidores