Alrededor de Ojuelos no se han encontrado indicios de asentamientos indígenas. Hay vestigios en el cerro del Toro y sus alrededores que podrían indicar que hubo habitantes temporales, de estancia breve, lo que es compatible con lo encontrado por los castellanos en los años posteriores al primer contacto y a la conquista de México-Tenochtitlan. Por las escasas referencias que tenemos sabemos que en nuestra región campeaban por esa época chichimecas guachichiles, que eran principalmente nómadas y cazadores – recolectores.
Sin embargo, lo
anterior no siempre fue así. Solo basta dirigir la mirada unos kilómetros a la
redonda, más allá en dirección de los cuatro puntos cardinales, hacia paisajes
y territorios donde los arqueólogos han encontrado sitios que fueron poblados desde
el período Preclásico tardío hasta el Clásico temprano.
Línea
de tiempo para las culturas del centro-norte de Mesoamérica, en los períodos desde el preclásico hasta el posclásico tardío. |
Algunos de estos
vestigios están muy cerca de Ojuelos tales como los encontrados en Santa Elena,
en el Cóporo y en el Cuarenta. Otros más alejados son los de
Altavista-Chalchihuites, La Quemada y el Teúl, y Ojuelos está en la ruta
migratoria que siguieron los pobladores desde Teotihuacán hasta estos sitios antes
del Epiclásico (650-1000 d.C.) y cuando abandonaron la región para integrarse a
Tula, la multiétnica cultura tolteca.
Mesoamérica, tal y
como la define Paul Kirchhoff, es la región geográfica en la que habitan
pueblos indígenas con rasgos comunes considerados característicos de las “altas
civilizaciones”. En contraste, al norte, se encontraría lo que se dio en llamar
Aridoamérica, Mesoamérica Marginal o la Gran Chichimeca y en donde habitaban
pueblos más atrasados que eran generalmente cazadores-recolectores. En esa
época, en mi opinión, se da la primera condición de frontera para nuestra
región, de las varias que se darán a lo largo de nuestra historia, porque en
esa franja de territorio se sitúa la imaginaria gran divisoria que limita con el
septentrión mesoamericano.
Los asentamientos
encontrados en Altavista, La Quemada, El Teúl, el Cóporo y en la cuenca del Rio
Verde-San Pedro al sur de Aguascalientes, muestran destacadamente patrones
ceremoniales-habitacionales-defensivos lo que nos dice entre otras cosas: que
eran culturas sedentarias, agrícolas, religiosas y militares. Los constructores
de estos sitios fueron descendientes de los antiguos teotihuacanos, así lo
dicen las similitudes en arreglo de los edificios ceremoniales, las técnicas de
construcción, el juego de pelota en el Teúl y la pirámide votiva en la Quemada.
Estos pobladores llegaron huyendo de lo que destruyó Teotihuacán y se fueron
huyendo de tribus chichimecas agresivas que los desplazaron otra vez al sur
para poblar en Tula.
La historia, en
cierto sentido, es una sucesión de escenas estáticas que, al multiplicarlas,
como en un viejo cinematógrafo, adquieren vida en nuestra mente redibujando un
pasado y una historia más fiel a la memoria. En ese pasado no siempre fuimos
indios salvajes que escalpaban cabezas, se pintaban de rojo el rostro, violaban
a las españolas y se comían vivos a sus enemigos; también tuvimos religión,
cultura, gobierno y esplendor.
Zapopan, Jalisco, a 13 de enero de 2022.
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